3. A la deriva
Now cast away in a small life raft, the family faces days of exposure, fear and dwindling resources. Yet through hardship and uncertainty, they find courage and unity—until the faint sound of an approaching vessel offers a fragile thread of hope.
La balsa se mecía con suavidad, pero la sensación de desamparo era absoluta. Una vez pasado el impacto inicial, Sergio respiró hondo y adoptó la actitud que siempre tenía en los momentos críticos: práctica, metódica, casi fría.
—Tenemos que organizarnos —dijo mientras abría el kit de emergencia—. Vamos a ver lo que tenemos y lo que necesitamos.
Encontraron raciones para varios días, un desalinizador manual, bengalas, una manta térmica por persona, un botiquín básico y un pequeño toldo para protegerse del sol. Nada sobraba, pero tampoco faltaba lo esencial. Era una situación extrema, sí, pero no desesperada.
Ana, aún con lágrimas secas en las mejillas, comprobaba que Marina y Lucas no tuvieran heridas. Los niños estaban asustados, pero en silencio, atentos a cada palabra de sus padres, como si eso pudiera mantener el equilibrio del pequeño mundo en el que ahora vivían.